Rascás algo la vigüela
y hacés versos progresistas,
te creés mediocampista
y le pegás con las muelas.
Escuchá, que aunque te duela,
voy a darte mi opinión,
¡pedazo de pajarón!,
que eras el gil de la escuela...

Vos salís cuando anochece,
el pelo largo revuelto;
no sé si pedís el vuelto,
pero, por lo que parece
Ingmar Bergman te enloquece
y te hacés el literato,
pero si hablan de boniatos,
verduras se te aparecen.

Nunca estuviste en un lío,
pero hablás de la violencia,
mientras tanto que tu audiencia
te soporta con hastío.
Tu parla da escalofrío,
parecés Sánchez Padilla.
Meté la lengua en capilla
que te va agarrar rocío.

Levantate del cotín
que ya sonó la campana,
arrancá por la mañana
y dejate de engrupir.
Que me vas a hacer decir
que no quiero difamarte.
¡Vos sí que sos rey del arte
de empaquetar pa' vivir!

Si un laburo se avizora,
te aparece el renegado.
Dejás al viejo doblado
con tu voz atronadora.
La sociedad explotadora
¡te provoca rebeldía!
¡Dejate de artesanías
y cazá pa' las ocho horas!

Te bautizás compañero,
pero sos flor de bagayo.
Si nunca tuviste un callo,
¿qué venís a hablar de obrero?
Sos terrible gasolero,
gastás menos que Tarzán.
Vos tenés un alacrán
en lugar de monedero.

Si un botija te manguea,
nunca le darás ni un peso,
porque "retrasa el proceso"
y la calidad no es buena.
Pero la panza bien llena,
a pesar tuyo, refleja
las milanesas de la vieja,
que tanto alivian tus penas.

Yo tengo junado a varios
de estos zurdeli con pifia.
Son reyes de la malicia
y la laburan de otarios.
Después cae el calendario,
se vuelven equilibrados,
y el que ayer fue un explotado
pasa a ser un adversario.

Se casan con la menor
de los Zorrilla Pasquet;
un derpa con kitchenette;
un autazo de mi flor.
Se convierten en dotor,
leen Búsqueda y El Día,
y llaman a la policía
si ven a un merodeador.

Después comienza otra etapa:
salen los viernes de noche
y tutean al cuidacoches
de un bar que no vende grapa.
Recorren algo del mapa
por asuntos de negocios,
y la mujer con el socio,
de noche, se les escapa.

Raúl Castro



Jorge Lazaroff - Dejate de artesanías