Sí, no digas más,
estamos juntos, pero te irás,
y ahora te miro casi dormida
casi perdida.

Sí, que cómo cuesta
poder quererse
sin destruir, sin deshacerse
sin ir matando lo más deseado.

Sí, más que abrazar
se aprietan fuerte
desesperados se clavan uñas
como aferrando las soledades.

Sí, que el tiempo pasa pero
¿quién borra el cementerio de amores viejos
que cada uno lleva por dentro?

Sí, ¿cómo será
de tanta herida sacar igual
fuerzas que sigan buscando siempre
la luz del día?
Rubén Olivera



Rubén Olivera - La luz del día