Ella no se daba cuenta
que yo la vichaba
cuando cantaba bajito
mientras cocinaba;
o cuando alguna vez se dormía
mirando unas fotografías
de papá.

Ahora no me acuerdo bien
de esa mañana,
yo estaba defendiendo el fuerte
desde la cama.
Las flechas venían, pero yo
atrincherado en la frazada no
moría.

Los indios tomaron las rocas
y la biblioteca,
pero mamá detuvo el fuego
con un pan con manteca.
De pronto sonó el timbre una vez,
mamá miró el reloj, y me miró.
Y fue...

Ahora no me acuerdo bien,
hace ya tiempo;
y ese ruido en la cocina...
no fui corriendo.
Mamá no vió que yo la ví,
cómo la arrastraban
a un auto gris, dormida.

Mauricio Ubal


Rumbo - El robo