Cuando te sientas sola
frente a la oscura puerta,
y aquella lluvia incierta
toque tu sien y corra.

Recuérdame mi mejor vez,
recuérdame,
la espina, no la flor, la flor
si es que hubo flor.

Cuando la luz del día
te recobre sin nadie,
sólo el árbol y el aire
en la plaza sombría.

Todo fue andén distante,
sin voces y sin humo,
lugares en que hubo
un triste visitante.

Recuérdame mi mejor vez,
recuérdame,
la espina, no la flor, la flor
si es que hubo flor.

Ahora que no hay nada
sino fotografías,
cartón donde la vida
es rosa imaginada.

Recuérdame mi mejor vez,
recuérdame,
la espina, no la flor, la flor
si es que hubo flor.
Eduardo Darnauchans y Víctor Cunha


Eduardo Darnauchans - Final



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