Península de mi pelo,
sobre cabeza que tengo,
bigotes de mis narices,
viejos ojos y ojos nuevos.

Me olvidaba de esta boca
de cantor y de cantares,
la boca de mi garganta,
el corazón de mis frases.

Los pies que me pertenecen
y las calles que recorro,
y guitarra, la guitarra
tras manos de que dispongo.

Si me muero en escenario,
o en mi cama, o en boliche,
será porque he estado vivo,
con la vida por compinche.

Azules, amilongadas,
las cuestiones con que canto
son rocas desenruladas
del trasluz de mi retrato.

Gastón Ciarlo (Dino)


Dino - Como en primera persona