Ni una estrella celosa,
ni un rayo misterioso,
seguís perdiendo el tiempo.
Cuando se apague el día,
desde el azul del cielo,
te miraré pasar perdida.

Ya vas a ver que cuando aquieten tus heridas,
todo, todo, no se olvida.

Lo mismo que el rocío,
que se lo bebe el día,
vos desaparecías.
El día que me quieras
ya no estaré en tu vida,
y nunca seré tuyo, ni un día.

Ya vas a ver que cuando aquieten tus heridas,
todo, todo, no se olvida.

Ya vas a ver que cuando aquieten tus heridas,
todo, todo, no se olvida.

Viento: ¿no contás nada
del amor perecedero?
decile que no la quiero
y que no siga enamorada
que no esté desconsolada
porque no es mío el amparo
yo no puedo dar reparo
a sus flores olvidadas.

Ya vas a ver que cuando aquieten tus heridas,
todo, todo, no se olvida.

Ya vas a ver que cuando aquieten tus heridas,
todo, todo, no se olvida.

Garo Arakelián


La Trampa - Cuando aquieten tus heridas