Le asustan los ruidos
y también la tranquilidad.
Le gustan los mimos,
pero respira en soledad.
Se hace fuerte ahí, donde no lo vi,
y se esconde siempre que hay maldad.
El vive escondido,
conversando con su piedad.

Se queda en vilo
para no tener que soñar,
y ahuyenta, sus ganas
luego se las pone a buscar.
Y se enreda ahí, donde sí lo vi,
y le encanta no poder robar.
Se roba a sí mismo,
para poder continuar sin probar...

Sólo una vez
pudo reírse de su contradicción,
y de volar como si fuera un pez,
que ahora camina cumpliendo una misión.
Sólo una vez
pudo aguantarse de querer existir,
logró burlarse del sentido común,
y de las cosas que no saben morir.

Buscando descanso,
él siempre encuentra un aluvión,
y solo se cubre
con los restos de una canción.
Se remienda ahí, con su bisturí,
y de pronto todo es ilusión.
Se abraza, se cuida,
y se estrella como un avión,
sin razón.

Sólo una vez
pudo reírse de su contradicción,
y de volar como si fuera un pez,
que ahora camina cumpliendo una misión.
Sólo una vez
pudo aguantarse de querer existir,
logró burlarse del sentido común,
y de las cosas que no saben morir.

Sebastián Teysera


La Vela Puerca - Frágil