Y no te vayas a creer que es fácil
ver en las aristas de la bruma
las joyas tristes,
las espigas del trigo de la luna.

Son las perlecitas ateridas
las lágrimas del llanto de Medusa
desconocidas
las espigas del trigo de la luna.

Sin contorno, sin estado,
invisibles a los ojos apurados,
en los trigales de la luna
los granos del trigo de la luna
brillan de un brillar verdeazulado.

Destellan en el lente galileo,
ondeando en el no-viento de la luna
abandonados, los diamantes privados de fortuna,
las lágrimas del trigo de la luna.

Eduardo Darnauchans


Eduardo Darnauchans - El trigo de la luna