Ella esperaba en Yatay
una luz anaranjada,
una motora capaz
de pasearla una semana.

Y aunque el pito trastornó
al muchacho de campana,
la figura se movió,
la barrera se callaba.

Tal como dijo Tuñón,
tal como el vagón soñaba.

Fernando Cabrera


Fernando Cabrera - El vagón dormido