A las diez sirvió la cena
y esperamos que él llegara,
no importaba el vino,
ella habló lo suficiente
y yo aprendí a cerrar la boca
El se fue un domingo
sin decirnos ni hasta luego.

Se durmió sobre su foto
y pensó que eso era todo,
sin sentir lo mismo
poco a poco fui creciendo,
y no faltaron días largos
y brindé siete veces
sólo por los buenos tiempos
y lo espero.

Ya pasaron nueve años
y esta vez saldó su deuda,
y salió caminando
a tirar su cruz al fuego,
y no lo espera.

Hereford


Hereford - A las diez