He visto una ciudad que es una morgue
de cristos con monedas en sus bocas,
que esperan con sus números sin nombre
una resurrección que no les toca.

Un astillero gris de fabricantes
de barcos encallados en rincones,
planificando formas elegantes
de no dejar volar a los aviones.

Nadie jamás despega nunca de este barrio
porque la ley, la ley de Newton los aplana.
Nadie jamás se puede ir del vecindario
hasta que, al fin, se pudran todas sus manzanas.

Auguran y predican el fracaso
y tienen su alegría en cautiverio.
Esperan que se mueran los payasos,
así van a reírse al cementerio.

Bajando farolitos con hondazos,
tirando las cometas en las vías,
comiéndose entre sí piernas y brazos,
en una sacrosanta eucaristía.

Nadie jamás despega nunca de este barrio
porque la ley, la ley de Newton los aplana.
Nadie jamás se puede ir del vecindario
hasta que, al fin, se pudran todas sus manzanas.

Nadie jamás despega nunca de este barrio
porque la ley, la ley de Newton los aplana.
Nadie jamás se puede ir del vecindario
hasta que, al fin, se pudran todas sus manzanas.

Tabaré Cardozo


Tabaré Cardozo y Emiliano Brancciari - La Ley de Newton