Vuelvo a ver la mitad de mí,
que dormía en mí, tan callada.
Sale a ver, luego de pasar
treinta siglos más, enterrada.
Blanca tez de la soledad
que volvió a cantar de la bruma.

Hoy vuelvo a nadar
sin flotador, sin suspensión,
como un auto sin frenos para andar.
Sendas del camino sin trazar,
se entrecruzan mal,
laberintos que se arman al andar.

Subo el tren que pasó por mí,
hace tiempo ya voy viajando.
Terciopelo, la comodidad,
la veo partir en la bruma.

Hoy vuelvo a nadar
sin flotador, sin suspensión,
como un auto sin frenos para andar.
Sendas del camino sin trazar,
se entrecruzan mal,
laberintos que se arman al andar.

Laberintos que se arman al andar.
Laberintos en un desierto digital.

Mateo Moreno


Mateo Moreno - Desierto digital